PRIMERA PARTE: Documento científico: Introducción, desarrollo, conclusión y bibliografía con más de tres autores sobre la UNIDAD II LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA Y SU INCIDENCIA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
CARRERA: MAESTRÍA EN DIPLOMACIA
SEMESTRE: SEGUNDO
CLASE: ANÁLISIS CONCEPTUAL DE LA HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
¡Vamos a pensar estratégicamente la historia para construir el futuro!
1. Introducción
El presente
proyecto de innovación didáctica educativa parte del diagnóstico de la
necesidad de generar una capacidad de análisis reflexivo, crítico y propositivo
en los maestrantes de Diplomacia, a través del desarrollo de competencias
específicas que lleven a los estudiantes a ser protagonistas de su proceso
formativo, guiándolos en una ruta de enseñanza – aprendizaje con la aplicación
de estrategias didácticas novedosas para el tratamiento de la historia. En ese
contexto, el problema central que se quiere resolver es la falta de
herramientas conceptuales que permiten efectuar un trabajo profesional en el
campo de la política exterior, a partir de hechos históricos y las lecciones
aprendidas para su aplicación práctica.
Conforme el
análisis que efectúa Aranda (2009) sobre la postura de Tedesco (2000) la
educación se enfrenta al desafío de adaptarse a la sociedad del conocimiento, y
en ese sentido, tal como sucede en el estudio de la historia de las relaciones
internacionales, siempre se afrontan periodos de profundas transformaciones que
no permiten determinar sí el cambio es constante o es el tránsito hacia una
nueva estabilidad. Por ello, para analizar con un sentido de objetividad los
fenómenos históricos se requiere contar con una base conceptual que permita
guiar al estudiante a desarrollar destrezas y habilidades propias para un
futuro diplomático.
Tal como lo
señala Tunnermman (2005) la educación del siglo XXI debe enseñarnos a vivir
todos juntos en la aldea global. Esto implica que no debemos perder nuestras
raíces culturales, ni nuestra identidad como naciones, sobre todo en un mundo
que se enfrenta a la globalización impactada por la pandemia del Covid 19. En
ese contexto, conocer la historia de las relaciones internacionales implica
contar con un bagaje conceptual que permita actuar con base en competencias. De
hecho, éstas últimas “…se han convertido en un objeto didáctico de primera magnitud
en la definición del nuevo modelo educativo, por lo que han precisado de una
necesaria contextualización y un refinamiento conceptual para acomodarlas a su
función educativa…”. (Butera, 2007, p.5.)
Consecuentemente,
la presente propuesta de proyecto de innovación didáctica educativa parte del
presupuesto que es necesario consolidar un conocimiento conceptual en los
estudiantes, para que puedan optimizar la lectura del pasado, en un proceso de
comprensión y aprendizaje que proyecte estratégicamente el futuro con una
aproximación desde diferentes ópticas y contenidos propios de la tecnología de
la información y el conocimiento.
2. Competencias
Se hace necesario comprender que hoy
en día la educación superior universitaria debe permitir a los estudiantes
contar con la capacidad de insertarse en el mundo laboral, lo que requiere de
procesos de formación heurística, que incluyan capacidades, habilidades, actitudes y valores. Es decir,
que las competencias pueden ser entendidas como procesos de tipo cognoscitivo,
analítico, reflexivo, crítico y otros con que no son solamente elementos
individuales o independientes, ya que los conocimientos deberán transformarse
en hechos objetivos o concretos, esto se traduce en el aprendizaje al que le
denominamos el saber hacer, es decir traducir las ideas en algo objetivo y que
implican por supuesto la creación.
En
ese marco, también es importante entender que para un proyecto de innovación
didáctica educativa en el campo del análisis conceptual de la historia de las
relaciones internacionales también debemos trabajar sobre la actitud, que puede
ser entendida como el desarrollo de una motivación que permanezca en el tiempo
para alcanzar las metas que uno se propone. Adicionalmente, tenemos a los
valores, que son necesarios para una inserción exitosa en la sociedad, y son
parte de un marco de comprensión de categorías que explican la forma de
interpretar fenómenos históricos.
Como
lo señala Chávez (1998) la competencia no es otra cosa que un resultado de una
integración entre habilidades y conocimientos que se pueden sintetizar en
saber-hacer, saber-ser y saber-emprender. De ahí que las competencias puedan
ser definidas, en la escuela europea de pensamiento, como “…una combinación
dinámica de conocimiento, comprensión, capacidades y habilidades”. (González,
J. y Wagennar, R., 2006, p. 37).
En ese marco, se debe tener especial cuidado en que
el proyecto de innovación didáctica educativa pueda tomar en cuenta los avances
científicos y tecnológicos, al tiempo que utilizan estrategias para alcanzar un
conocimiento que debe apuntar a preparar al estudiante para su campo laboral.
Así, según Cano (2008), la formación por competencias implica articular
conocimientos conceptuales, procedimentales y actitudinales, apoyándose en los
rasgos de personalidad del sujeto, a partir de una actitud reflexiva alejada
del comportamiento estandarizado, dado que cada situación es nueva y diferente.
Esto último, a pesar de que muchas veces se piensa que la historia se repite.
Consecuentemente, el estudiante, en este proyecto
desarrollará competencias de comprensión conceptualización, resolución de
problemas, trabajo en equipo, pensamiento crítico y reflexivo, responsabilidad,
innovación y adaptación.
3. Desarrollo
Según
Tedesco, en la interpretación de Aranda (2009) la complejidad de los procesos
sociales, sumada a la crisis del Estado-Nación y la desintermediación en el
marco de la globalización producen una tendencia que privilegia la búsqueda de
la igualdad, el respeto por la diversidad, el fortalecimiento de la cohesión
social y la necesidad de nuevos arreglos institucionales para encontrar una
racionalidad al creciente flujo de informaciones. En ese contexto, los
conceptos propios de las relaciones internacionales, entendida como una
ciencia, son las herramientas adecuadas para comprender como este fenómeno no
es reciente, sino que al contrario se formó en el período que abarca los siglos
XVIII, XIX y XX, donde ya se produjeron transformaciones culturales, políticas,
económicas y de distribución de poder con el surgimiento de nuevas tecnologías.
No se trata de efectuar un paralelo mecánico, sino encontrar la lógica de los
procesos, su base material y su sustento ideológico para entender la evolución
desde una perspectiva crítica, reflexiva y propositiva.
Es
precisamente con esa lógica que se debe entender el papel de la educación desde
la universidad y su responsabilidad con la sociedad, especialmente en América
Latina. Se debe “…reconocer que el principal desafío de la transformación
educativa es el de manejar la complejidad de estos procesos. Reconocer la
multidimensionalidad y la necesidad de trabajar con secuencias diferentes y
simultáneas, implica admitir la necesidad de introducir ciertos niveles de
experimentación en las políticas públicas, dotando a estas experimentaciones
del rigor necesario”. (Aranda, 2014, p.8.). La explicación no puede ser más
contundente, la comprensión de los procesos históricos requiere de una base
científica, no se trata de acumular conocimiento, se debe buscar una interpretación
desde lo conceptual de la historia de las relaciones internacionales para
alcanzar los objetivos propuestos.
De ahí que
como señala Bordenave (1982) la investigación y la enseñanza deben convertirse
en verdaderas herramientas para resolver los problemas de la comunidad, la
investigación vía el diagnóstico de los problemas fundamentales y la búsqueda
de su solución, y la enseñanza mediante la capacitación de docentes,
estudiantes y grupos de la comunidad para la ejecución del diagnóstico de la
situación, así como para la aplicación de las soluciones encontradas. Por ello,
cualquier alternativa que se plantee para abordar estos temas requiere de un
manejo, conocimiento y comprensión de la historia.
Cuando
trascendemos las fronteras nacionales y se accede a la comunidad internacional,
se debe ser conscientes que sin un adecuado proceso de enseñanza – aprendizaje
que dote de los conocimientos teóricos, conceptuales y prácticos de lo que
supone interpretar los hechos de la historia y trasladarlos a escenarios
futuros, basados en evidencias científicas, no se podrá construir y
resignificar la importancia del pasado, la relevancia del presente y lo
acuciante del futuro para un Estado – Nación.
En ese contexto,
el docente juega un rol fundamental. No se trata ya de contar con un enfoque
bancario de la educación, se debe avanzar a un nuevo estado en el que, como
señala Branda (2011) los estudiantes deben ser los protagonistas de su
aprendizaje, donde la comprensión y las capacidades de desarrollo de los
estudiantes son crecientes en todos los ámbitos. Por ello, el docente debe ser
un artista escénico, con la capacidad de conocer su tema, liderar un proceso de
generación de conocimientos colaborativos y aplicación de estrategias
didácticas propias del mundo virtual.
Así el
planteamiento aquí expresado muestra el desafío que tiene la educación superior
para combinar materias que aparentemente están alejadas de las tecnologías,
pero que al contrario requieren de todo el apoyo para efectuar los ajustes
necesarios para convivir con ellas. En ese contexto, el proyecto de innovación
educativa en el ámbito de las relaciones internacionales requiere del uso de
medios y equipos acorde con la realidad que se vive.
De ahí que
la presente asignatura permitirá a los estudiantes utilizar una caja de
herramientas conceptuales para efectuar un análisis histórico de las relaciones
internacionales, que pueda aplicar posteriormente en el ejercicio cotidiano de
la función diplomática. En ese contexto, el método didáctico que se aplicará en
esta asignatura permitirá avanzar de lo más fácil a lo más difícil, de lo más
simple a lo más complejo, de lo concreto a lo abstracto, de la observación y la
experimentación a la reflexión y a la formación teórica y, finalmente, de la
acción práctica, a la efectiva a la interiorización del tema.
Las técnicas
didácticas serán utilizadas como estrategias globales e integrales. Para ello
es preciso entender que las técnicas representan un conjunto de actividades
ordenadas y articuladas. El objetivo final de las técnicas es logar que el
estudiante sea responsable de su propio aprendizaje, tenga un papel
participativo, se relacione con su entorno, actúe con autonomía y utilice la
tecnología como un apoyo y recurso para solucionar problemas.
Se
combinarán técnicas de grupo como la mesa redonda, debate, proyectos, grupo de
intercambio de experiencias, método de preguntas, con actividades individuales.
Los materiales y estrategias estarán acordes con la temática a desarrollar,
partiendo de la base que todos serán los propios protagonistas de la
construcción de conocimiento para adquirir nuevas competencias.
4. Conclusión
El
desarrollo de un proyecto de innovación didáctica educativa en el ámbito del
análisis conceptual de la historia de las relaciones internacionales constituye
un desafío, tanto por el contenido de la asignatura, como por la necesidad de
identificar estrategias adecuadas para cambiar la forma tradicional de pensar
los hechos del pasado como un aprendizaje derivado de la sola transmisión de
conocimiento. Recrear el pasado, traerlo al presente y proyectarlo al futuro
requiere de una combinación de recursos y métodos que partiendo de la lógica
del Cono de Dale puedan incorporar el uso de tecnologías que sean propias de un
campo rígido como la historia, y más aún en el campo internacional.
Consecuentemente,
el aprendizaje colaborativo, por medio de infoestructuras, con materiales
educativos propios de la disciplina combinados con métodos y dinámicas
didácticas que presuponen una ruptura se transforman en una oportunidad de
crear una nueva forma de entender la historia de las relaciones
internacionales, a partir de la generación y consolidación de herramientas
conceptuales apropiadas al ámbito de la política exterior y la diplomacia.
Bibliografía
Aranda, P. (2009) Educar en la sociedad
del conocimiento. Tedesco. Documento de Trabajo. La Paz, Bolivia: EMI
Branda, Silvia A. (2011). “Los
docentes como artistas escénicos”. En Porta, L, Álvarez, Z., Sarasa, C. y Bazán
S. (compiladores). Curriculo, Investigación y Prácticas en contexto(s). VI
Jornadas Nacionales sobre Formación del Profesorado. Mar del Plata, Argentina.
Recuperado de: http://posgrado.lapaz.emi.edu.bo/pluginfile.php/26729/mod_resource/content/3/LOS_DOCENTES_COMO_ARTISTAS_ESCENICOS.pdf
Butera, MJ. (2007). Los blogs en el nuevo modelo educativo universitario: posibilidades e iniciativas. Barcelona, España: Facultad de Biblioteconomía y Documentación. Recuperado de:
file:///C:/Users/User/Downloads/BUTERA%20BLOGS%20Y%20EL%20MODELO%20EDUCATIVO%20PARA%20LA%20SOCIEDAD%20DEL%20CONOCIMIENTO%20(2).pdf Cano G., Elena (2008). La Evaluación por
competencias en la educación superior. Profesorado. UDABOL, La Paz, Bolivia.
Chávez, U. (1988). Las Competencias en la
Educación para el trabajo. Seminario sobre Formación Profesional y Empleo. México
D.F. México.
Gonzalez, J., y Wagenaar, R. (Eds.). (2006). “Tuning educational structures in Europe”. Informe final - Proyecto piloto fase 2. Bilbao, España: La contribución
de las universidades al proceso de Bolonia.
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